Llevaba con esta moneda de 25 pts. guardada en el bolsillo de mi pantalón vaquero desde hace mucho tiempo, no recordaba que estaba ahí hasta que llegó este momento. Me sobró después de comprar la entrada al cine  y un combo de palomitas saladas, bebida Pepsi con azúcar y una brea roja, no recuerdo si iba o no solo, posiblemente no, pero si recuerdo que fue una de esas sesiones especiales que Steven Spielberg nos regalaba de vez en cuando, no sé qué película pudo ser exactamente, quizás “En Busca del Arca Perdida” , también podía ser  “Hook, Parque Jurásico, Encuentros en la Tercera Fase”, o sepa Dios, qué más da. Pero lo que si recuerdo perfectamente es que este cine se producía a menudo y sin pereza. Lo normal era dedicarle un rato de entrenamiento y destreza a los salones recreativos al salir de la sala, las rutinas eran la novedad, no aspiraba a más, no existía la necesidad, el alimento nutritivo que suponía ser un niño con la oportunidad de disfrutar continuamente del espectaculo que proporcionaba cada uno de los títulos que estrenaban, se suponía más que suficiente para mantener los niveles de dopamina altos, y activo mi sistema nervioso simpático. No hacía falta ningún otro incentivo más. Del cine al videoclub, del videoclub al cine, seguramente no era consciente de lo mucho que estaba aprendiendo, y sobretodo de lo mucho que me divertía, pero quizás por eso, nunca tuve porqué gastar esa moneda de 25 pts en los recreativos. En ocasiones, el azar quiso que su destino fueran cromos, chuches, comics o petardos, pero siempre había otra nueva sesión para que me sobrara una nueva moneda de 25 pts, y para pensarme nuevamente si hacerla rodar por la luminosa ranura que había debajo del josting de la recreativa.

En cierto momento está moneda se perdió,  los 80 comenzaron a difuminarse y Spielberg se convirtió en un ser  superior que empezaba a hacer productos más serios. Pronto dejaron de sobrar esas 25 pts . Por supuesto la edad también influyó, la adolescencia y madurez hacía de las suyas y entre las primeras duras decisiones que se tomaban por la época, se encontraba la de si ir al cine o mejor explorar otros lugares no tan oscuros, pero mucho menos luminosos. Nunca pude llegar a tomar la definitiva decisión  me empujara a dejar de mirar la partida sobre el hombro de un amigo en la sala de recreativos, y darle uso a ese dinero pasando a modo jugador, nunca supe si estaba listo, aunque creo que realmente lo que no supe lo  que estaba viviendo hasta que ha llegado este momento.

Ayer, 08 de abril quedamos Miguel Dávila, Alfonso Ramírez y un servidor, para ver Ready Player One, unas cuantas horas previas a la grabación de este programa desde “La Marimorena”, al que  posteriormente se unió Rafael Teruel y Javi García. Todo listo, micrófonos conectados a mesa de mezclas, ordenador y grabador enchufado, la banda sonora de la película ya estaba cargada en el listado de reproducción automático. Nuestro amigo Nono, camarero de La Marimorena, completaba el servicio y rellenaba bebidas después de una ronda previa para que no faltara nada. La grabación del podcast de Ready Player One, estaba a punto de comenzar y fue justo en ese preciso momento cuando recordé que esa moneda de 25 pts seguía estando ahí, en mi pantalón, donde la había guardado y que nunca llegué a gastarla. Quemaba en el bolsillo, se incendió y molestaba. Una cosa dejaba bien clara esta gustosa incomodidad , esta vez no me iba a quedar mirando como otros jugaban, esa moneda se iba a gastar, había encontrado su ranura, estaba gastada y su destino era este podcast. ¿Y por qué? ¿Por qué en este justo y preciso momento? Levanté la mirada y me vi allí junto a todos los demás, sentados en pandilla, hijos cada uno de nuestro padre y nuestra madre, riendo, con ganas de jugar, de hablar, dedicando nuestro tiempo a un podcast, y con muchas ganas de compartir, no había historia propia, pasado o futuro que se permitiera perturbar. Aquel sitió retrocedió  en ese momento hasta los 80, estábamos todos listos, estábamos todos realmente READY.

Mi moneda encontró su partida perfecta, pudo consumar el destino para el que estaba creada,  no me importa perderla, porque nunca 25 pts. han podido dar para tantas vidas a lo largo de los años, y el resultado fue este programa especial que espero que todo el oyente pueda disfrutar tanto como nosotros lo disfrutamos ayer. Por cierto, aunque la gastara, esto no supone el final, después de la gran partida que echamos, me concedieron una vida extra.

by: Juan Pablo Videoclubsero