Hoy nos reunimos en la azotea de nuestro desvencijado pero histórico edificio para observar y disfrutar de Nuestros Maravillosos Aliados, película con el sello Spielberg, pero dirigida por un eficaz Matthew Robbins en 1987. Protagonizada en especial por Hume Cronyn y Jessica Tandy, tras el éxito de Cocoon, es un claro exponente del cine familiar y mágico de aquellos años.
Hoy más que nunca, al hablar de nuestros maravillosos aliados, es imposible no referirnos a vosotros, fieles oyentes. Os juramos obediencia, para honraros y protegeros, en la salud y en la enfermedad, haga frío o calor, en los buenos y en los malos tiempos, con la ayuda de Dios. Somos una comunidad heterogénea de personajes de toda índole, pero unidos por unos objetivos comunes. Resistir ante el aspecto más oscuro del progreso, recordar aquellos años 80 y lo que representaban, y mirar al futuro con esperanza.
Porque esta cinta habla de esperanza. Y de la vejez también. Y de cómo se puede nacer y renacer continuamente, siempre que estés en compañía de las personas adecuadas.
Hablaremos de todo esto, sí, y también de la especulación inmobiliaria que se vivió en los 80 y que arrastramos hasta el día de hoy.
Reivindicaremos la casa de uno como el hogar donde viven nuestros fantasmas más queridos, hablaremos de los artistas que prestan su mirada para cambiar el color del mundo, de tiernos boxeadores, de madres abandonadas, de padres sin hijo y de un hijo sin padres, y, sobre todo, de naves espaciales que están “enchufadas” y conectadas a todos ellos.
También recordaremos la serie Cuentos Asombrosos, de la que casi formó parte esta película, y haremos referencia a algunas otras maravillas, dentro del sello Amblin, que no suelen aparecer en las listas de éxitos pero que hay que rescatar.
En esta ocasión, son los veteranos los que se negaron a marcharse de aquí. El millenial cogió el sobre con dinero, y partió raudo y veloz a las Bahamas. Carlos Aceituno, Óscar Cabrera y el ilustre Juan Pablo Videoclubsero, que no valoran el dinero y prefieren permanecer fieles al programa, al verse desamparados, miraron al cielo pidiendo un milagro. Y éste llegó en forma de Luis Barriales (@LuisBarriales), que no trae pilas pero que no desfallece en su misión, conectado a Remake a través de la electricidad, puede daros calambre.
Acompáñanos, remaker, en este viaje alucinante, y sé, una vez más, nuestro maravilloso aliado.