Queridos amigos, oyentes, compañeros de confinamiento y todos, aquí tenéis esta nueva y  maravillosa entrega mesianaca para aliviar la opresión del coronavirus en Semana Santa. El texto que vais a leer a continuación,  ha sido escrito por el mismisimo profeta invitado a este episodio llamado, Miguel Davila, que repite en esta ocasión porque sabemos que es el verdadero mesías del cine y nosotros de falsos mesías y de cine sabemos mucho. Todo el equipo del programa, Javi García, Oscar Cabrera, Carlos Aceituno, bajo  la dirección de Juan Pablo Videoclubsero, hemos hecho este programa con la gran ilusión de poder trasmitiros el lado más positivo de la vida y sobretodo de la situación por la que todos estamos pasando. Esperamos haber podido cumplir nuestra misión, para ello fuimos enviados. Os pedimos que pongáis especial atención a los créditos finales del podcast porque nos marcamos una buena cancioncilla, e incluso podéis disfrutar de las mejores tomas falsas de grabación. Recordar, mirar el lado bueno de la vida y de este podcast.

Ya van unas cuantas ocasiones en las que el equipo de Remake a los 80 me invita a compartir un buen rato de cine y de vidas alrededor del cine, y esta vez me hacía especial ilusión por la gran película escogida, que, aunque sea setentera, en España se estrenó en 1980 y ha sido parte importante de la cultura de videoclub, Y también quería volver a pasarlo muy bien con el equipo, compartiendo incluso unas cervezuelas para amenizar la grabación y como agradecimiento a esta nueva llamada. Pero la pandemia provocada por un novedoso virus ha trastocado nuestras vidas y la realidad ha superado a lo que podría haber sido un buen guion para una película de los 80, dejándonos a millones confinados en casa, a muchos poniéndose en riesgo y a otros muchos pasándolo realmente mal. Pero siempre hay una parte positiva: un podcast también puede grabarse a distancia. Así que todos pusimos de nuestra parte para hacerlo mucho más cercano, distendido y divertido.

Pero vayamos a la película en cuestión. Aparte de los clásicos que se suelen programar en televisión cada año al llegar la Semana Santa (Espartaco, Ben-Hur, Quo Vadis? o similares), por estas fechas hay quien prefiere revisar otra producción más irreverente: La vida de Brian (Monty Python’s Life of Brian, 1979). Convertida a estas alturas en todo un clásico de la comedia, tenía detrás al grupo cómico británico Monty Python, una panda de genios del humor inteligente, reunidos cuando la BBC les encargó el programa Monty Python’s Flying Circus (1969-1974). A partir de esta serie de sketches que marcó un antes y un después en el humor, los componentes del grupo se convirtieron en verdaderas estrellas mediáticas mundiales y protagonizaron películas, giras, musicales, reuniones, carreras en solitario bastante ilustres… Y una influencia innegable en multitud de humoristas de todo el planeta. Sus miembros responden a los apellidos de Chapman, Cleese, Gilliam, Idle, Jones y Palin. Bueno, en realidad dos de ellos ya no responden, porque a fecha de hoy, parafraseando el famoso “sketch del loro muerto” en el Flying Circus, dos de ellos ya no existen, han dejado de ser, han pasado a mejor vida y descansan en paz. Graham Chapman (protagonista de la película como Brian) falleció en 1989 y Terry Jones (director de la cinta, además de interpretar a la madre de Brian) en enero de este mismo 2020. Si seguimos su propio sentido del humor, ya hay dos menos, pero siguen cuatro, esperemos que aún con cuerda para unos cuantos años más de risas y genialidades.

 La vida de Brian es una divertidísima sátira mesiánica que, además de hacer reír a medio mundo, levantó ampollas antes y después de su estreno, muchas veces de una manera demasiado irreflexiva y fanática. Pude verla por primera vez tras alquilarla en un videoclub para compartir el visionado con amigos y partirnos de risa juntos en nuestra adolescencia. Pero en el doctorado tuve ocasión de analizarla en profundidad y comprobar que, aparte de ser una de las comedias más grandes del cine mundial, está muy bien ambientada para recrear la Judea de hace dos milenios y pico, año arriba, año abajo. Y que, además de hacernos reír mucho, los Monty Python realizaban una crítica inteligente y sutil desde el humor, invitando a la carcajada a la vez que a la reflexión. Son tantas y tantas las capas que contiene esta película… 

Así que, al final, separados físicamente por el confinamiento, pero conectados por las tecnologías, compartimos un rato genial con esta película, que es puro buen rollo para estos tiempos coronavíricos. Bueno, en realidad es buen rollo siempre, pero precisamente en estos momentos se convierte en una herramienta muy valiosa para ocupar algún hueco de nuestras rutinas diarias trastocadas o de evadirnos de los malos tragos que hayan podido ocurrir.

Por todo eso y por muchas cosas más, esta vez toca un recuerdo especial para el gran remaker y colaborador del programa Rafa Rus, al que el maldito virus le ha puesto una enorme zancadilla vital. Pero desde aquí le mandamos un abrazo enorme mientras cantamos y silbamos “Always look on the bright side of life”, la canción final de la película. Porque, “si lo piensas, la vida es una mierda, la vida es una risa y la muerte es una broma, eso es verdad”. Pero, sobre todo, “hay que mirar siempre el lado bueno de la vida” y revisar de vez en cuando La vida de Brian. Es un maravilloso analgésico mental que siempgue te hace gueig (como diría Poncio Pilatos en la película) y evocar muchoz de zuz momentoz máz divertidoz (como lo haría Pijus Magníficus). Este podcast y este texto van especialmente dedicados a ti, Rafa. Y a todos los que lo están pasando mal por este maldito bichejo microscópico al que mandaremos “¡a hacer puñetas!”

 By Miguel Dávila