Despedimos 1ª temporada después de nueve meses donde el oyente ha podido escucharnos en casi 40.000 descargas, ya con ganas de volver la próxima y con muchos títulos y proyectos en la retaguardia como los programas especiales que vamos a realizar durante el mes de Julio, hemos decidido analizar una refrescante y terrorífica película TIBURÓN como plato fuerte de despedida. Para hablar de ella nos ha acompañado ni más ni menos que el propio director de Uniradio Julio Olivares, gran amante de la literatura y del cine y sobretodo gran gran gran fanático de esta película de Steven Spielberg, su pasión por ella es tan grande como su fobia a los tiburones, una relación de amor odio del todo romántica como su persona misma. Nos ha sumergido en lo más profundo de unas aguas de esta película que seguro que muchos ignorarán y a su vez nos ha hablado de la película homónima de Peter Benchley en la cual se basó el guión. Todo un programazo donde también hemos tenido un especial recuerdo y dedicatoria para el recientemente fallecido Bud Spencer. Y como es fin de temporada hemos decidido recordar algunos de los grandes momentos del programa con invitados como Miguel Ángel Jenner, Fernando Esteso o Santi Rodríguez entre otros muchos y por ello este programa cuenta con un extra adicional de casi 20 minutos de esos mejores momentos que tenemos que agradecerle por su montaje al nuestro siempre paciente Marcos Cabrera. Rafael Teruel, Javi García y un servidor videoclubsero quiere agradeceros todos los remakers vuestra fidelidad. Nos vemos la próxima temporada.
Nos dan la vacaciones de verano, se acaba el curso, las sensaciones al salir por la puerta del colegio por última vez en el curso superan incluso las desgraciadas notas para mucho, aun a pesar de que nos esperan interminables tardes de siesta sin hacer ruido y noches calurosas el sonido de la Tv y del VHS nos acompañara hasta altas horas de la madrugada la mayoría de los días haciendo participes a todos los vecinos de la comunidad de nuestro propio cine de verano cuyo murmullo invadirá los patios de luces con ventanas abiertas siendo compañero para muchos de ese alargado insomnio que se sufre en las calurosas noches de verano.
Pero entonces un día aparecía tu padre por la puerta de tu casa más contento de lo habitual, el verano y las vacaciones había llegado para todos, pero a su vez la encrucijada había empezado. Tu madre pasea por la casa como pollo sin cabeza organizando toda la ropa y maletas mientras que tu padre pone a punto R6, las curvas de la carretera nacional amenazan como una alocada road movie y el sonido del aire acondicionado forzado por el roce del viento en el cristal de la ventanilla medio bajar te hacen pensar que mejor estabas echando la siesta en casa de tu abuela. Paquete de ducados en el cenicero y olor de gasolina recién echada, las vacaciones a la playa se preveían ajetreadas.
Pero dejando atrás el tortuoso viaje, y situándonos en primera orilla de playa, tu madre te embadurna en crema solar como mantequilla en tostada colmada una y otra vez, no porque ella quiera, no porque tú quieras si no porque tu abuela, vamos su suegra, la mira de reojo apotronada en su silla especial de playa para la tercera edad hasta que da su visto bueno. Tu padre ha desaparecido, lleva ya 3 tercios en el chiringuito
y en sus gafas de sol ya ha quedado impregnada la veladura del fotograma fijo que le ha realizado a la sueca en top less que ameniza la playa. Todo es ideal, por fin me puedo bañar, al agua me dispongo a entrar, cuando entonces, un pensamiento, un flash, un película en mi cabeza que no deja de pasar, ese maldito personaje que vi en una película hace poco, ese maldito tiburón, pero es que no dejo de verlo por todas partes, pero será posible que las playas de Almuñécar no tengan medusas y este infectada de tiburones, la culpa la tiene mi imaginación, tanto cine, tanta lectura, tanta creatividad, si ya me lo decía el profe de EGB a mi madre, de este niño no puede salir nada bueno.
En ocasiones aparecen
vidas fascinantes, vidas llenas de vida, vidas que transmiten vida que dan ganas de vivir y se esconden bajo una mirada de ojos cerrados casi achinados, con semblante serio pero bonachón, de barba respetuosa pero bondadosa con puños fuertes pero que no hacen daño y con corazón que da, pero sin recibir a cambio. Se trata del recién desaparecido Bud Spencer o Carlo Perdesoli, un humanista que nos enseñó que enfadarse es de humanos, al igual hacer el bien y la paz. También nos enseñó que no todos los superhéroes van con capa y de rojo o vienen de otro planeta, si no que con una gran panza y una sucia camisa con botones a punto de reventar también se puede ser un ídolo, Bud Spencer estaba más cerca de parecerse a nuestro padre que a Superman o Batman, por eso si cabe era aún más especial. Y qué decir de aquellos niños que en el patio del colegio éramos gorditos, daba igual lo que los demás nos dijeran, daba igual no jugar bien a futbol o ser el último en las carreras, sabíamos que de mayores todas nuestra grasa sería puro musculo y que todos los malos nos dejarían de amenazar, teníamos el futuro aseguro mientras que otros por mucha capa que se pusieran nunca llegarían a volar. Nunca se me podrá olvidar esa maravillosa escena de Banana Joe duchándose con la ropa puesta, o buscando a Perico el de los palotes, o que decir de ese cochecito por el que peleaba con su gran amigo Terence Hill, Bud Spencer ha sido policía, sheriff, gánster, mafioso, pistolero, recolector de plátanos o camionero pero sobretodo ha sido un gran gran humano.