En esta ocasión, el equipo de Remake a los 80 se traslada hasta los confines de una Yugoslavia con aspecto de Transilvania, para investigar una llamada anónima recibida en el estudio, y que alertaba del avistamiento de un monstruo tipo Frankenstein por aquellos parajes.

Una vez allí, descubrimos que las cosas no siempre son lo que parecen, y que Transilvania, bueno, Yugoslavia, alberga muchas cosas de interés, aparte de seres mitológicos. Rudy de Luca ejerce como guía en este accidentado viaje, donde los despropósitos se suceden sin orden ni concierto. Y no será por falta de música, porque el pegadizo ritmo de Pensilvania 6-5000 (que es homenajeado en el título de esta película) se mete en los huesos y en el cerebro. Cerebro del que algunos de los “empleados” y personajes del hotel donde nos hospedamos, parecen carecer. Y no es de lo único que carecen. A pesar de sus esfuerzos por ser graciosos e ingeniosos, no siempre lo consiguen. En eso se parecen a nosotros, para qué negarlo. Todos juntos no conseguimos que el proyecto alce el vuelo con la dignidad que debería, especialmente teniendo en cuenta que comparten estancia con nosotros ilustres del cine como Jeff Goldblum, Gena Davis, Ed Begley Jr. o el malogrado Jeffrey Jones.  

Para comprender qué ha pasado para que esta experiencia parezca el “sueño de un mono loco”, con el monstruo de Frankenstein, el Hombre Lobo, una adivina, el jorobado, una vampiresa sexy… campando a sus anchas, analizamos la trayectoria de De Luca como guionista (casi siempre bajo el amparo del gran Mel Brooks), y como director, siendo esto mucho más fácil y breve. Además, nos detenemos en la carrera de algunos de nuestros acompañantes, especialmente Goldblum, Davis y Begley. Bueno, y de un tipo extraño que aparece y desaparece en situaciones absurdas y ridículas, y que insiste en que lo que hace “es bueno”. La grabación del programa, repleta de incidencias, interrupciones, sobresaltos y sucesos “para-anormales” se desarrolla como era de esperar, sea eso bueno o no. 

También reflexionamos sobre lo que es ser un monstruo, y sobre por qué muchos de ellos se asocian a Transilvania, esté donde quiera que esté ese lugar. En esa misión nos ayuda Verónica Cervilla en una aparición estelar, ya que ella estuvo allí y ha sobrevivido para contarlo. Del resto, se encarga el equipo habitual de Remake a los 80 al completo, por última vez en una buena temporada. No, no os asustéis queridos remakers, el programa no desaparece, sino que uno de sus miembros se ha pedido una excedencia para dedicar su tiempo a otras cuestiones de interés. Carlos Aceituno se marcha con sus “datos de mierda”, no sin antes ser el culpable de que tratemos esta película, Transylvania 6-5000. Permitámosle este capricho y seamos indulgentes con una película que genera sensaciones variopintas y dispares. 

Para endulzar el trago que supone el visionado repetido de esta cinta, en poco tiempo, hablamos en un extenso Remake Prohibido de otras “horror movies” que nos han venido a la memoria, con la ayuda del podcaster Vele González, y que, con calidades y cualidades diversas, anidan en nuestro inconsciente y resucitan de cuando en cuando, al ritmo de los 80.      

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